«EL TODO crea en su mente infinita innumerables universos, los cuales existen durante eones de tiempo, y así y todo, para ÉL, la creación, desarrollo, decadencia y muerte de un millón de universos no significa más que el tiempo que se emplea en un abrir y cerrar de ojos.»

«La mente infinita del TODO es la matriz del Cosmos.»

Ribadeo


Bañado por el mar Cantábrico, Ribadeo está situado en el límite Noreste de la provincia de Lugo y por tanto población costera más oriental de Galicia, en la desembocadura del rio Eo, que lo separa y une a la vez con Asturias, convertido ya en ría de Ribadeo. Esta situación tan particular es la que ha distinguido a Ribadeo con el sobrenombre de “Porta Norte” de Galicia.

Tenemos muy pocos datos sobre la prehistoria de la zona. Tan sólo algunos castros y mámoas llegan hasta la actualidad como documento de tal época. Podemos encontrar castros en Vilaselán, A Devesa, donde se encuentra la playa de los Castros por la abundancia de restos que se encontraron, Vilaosende, As Anzas y Arante. Las mámoas se encuentran en el Mondigo. Si bien los hallazgos no tenían demasiada relevancia, sí nos hablan de un poblamiento estable, al hallarse restos de cascotes que nos llevan a pensar en la existencia de casas con paredes de mampostería. Actualmente esto está cambiando con el yacimiento de Louselas, ubicado en la parroquia de Vilaselán, junto a Ribadelago, es un yacimiento de gran importancia tanto por su extensión como por la cantidad de restos encontrados hasta el momento, los arqueólogos auguran que probablemente sea el mayor y mejor yacimiento de Galicia.

Los primeros vestigios históricos son de origen fenicio, un asentamiento minero-comercial allá en los siglos XX a XVI a.c.; aunque es probable la presencia posterior de cartagineses y griegos, por la importancia de su comercio en Galicia, no se dispone de datos de su incidencia en la ría de Ribadeo.
Existen, eso sí, restos importantes de los celtas autóctonos, como la famosísima Diadema de Ribadeo con una serie de torques además de espadas y fíbulas. Tuvieron que recibir la visita de los romanos, si bien no se han hallado restos de las calzadas, fuentes, templos, etc...sino sólo pequeñas piezas de cerámica, algunas monedas, etc...
Más adelante llegarían los suevos y se habla de que Alfonso el Católico, yerno de Don Pelayo, repobló Ribadeo quizás con refugiados cristianos que huían del avance musulmán. La iglesia de Ribadeo fue catedral hasta el año 918, en el que Ordoño cambió la sede a Mondoñedo.
Pero, realmente sólo a partir del siglo XII se puede hablar de una historia de Ribadeo con fundamento. Hacia 1128, Alfonso VII llevó a cabo un reordenamiento territorial, ampliando las tierras de realengo a costa de las del obispo. A principios del siglo XII, la zona estaba densamente poblada, de ahí que Fernando II, en 1183, decidiese elevar al rango de villa a un núcleo ya existente, otorgándole una carta con varios privilegios, entre ellos el de la posibilidad de celebrar un mercado.

Históricamente favorecido como principal puerto del noroeste gallego, Porcillán centró su actividad en las exportaciones de madera en dirección a Sevilla y Lisboa, a la construcción de naves y a la emigración hacia Sevilla y las Indias. A mediados del siglo XVIII, la autorización de importaciones sin gravamen de lino procedente del norte de Europa hizo que el comercio de la madera perdiese relevancia en favor del textil, y, en menor medida, también del de sal y hierro. Cuando, a partir de 1820, se gravaron las importaciones de lino y comenzaron a invadir Galicia los tejidos catalanes, el tráfico comercial y la vida económica del puerto se vio seriamente afectada, aunque pudo sostenerse durante el siglo XIX, al permitírsele comerciar con América.

El siglo XIX marca un punto de inflexión decisivo entre el Ribadeo antiguo y el moderno con la desaparición de la muralla, además de otras construcciones que marcaban la vida de la villa durante los siglos anteriores.
A principios del siglo XX fue clave para toda la Mariña Oriental la explotación de las minas de limonita de Vilaodriz, en A Pontenova, que se mantuvieron activas hasta 1965. Para transportar el mineral extraído desde el yacimiento hasta el puerto de Ribadeo se instaló una línea de tren que fue empleada al mismo tiempo para el transporte de pasajeros. El auge económico ribadense se reflejó en la arquitectura, en la apertura de jóvenes calles y en la creación de numerosas sociedades culturales.
Hacia 1915 se construye la Torre de los Moreno, una de las obras arquitectónicas más características de Ribadeo, edificio modernista que contaba ya con ascensor y sistemas de recogida de basura por medio de tuberías internas.


En los últimos años, uno de los acontecimientos más importantes para Ribadeo ha sido la construcción del Puente de los Santos, obra soñada desde principios de siglo y realizada entre 1983 y 1987, factor que provocó en esta villa una concentración y auge de comercio y servicios, en tanto que sirvió como elemento dinamizador del sector terciario de Ribadeo, y de toda la comarca, al facilitar el acceso rápido a los ayuntamientos de la orilla asturiana del Eo. En 2008, un año después de nuestra primera visita, se inauguró el desdoblamiento de este puente para incorporar la Autovía del Cantábrico, por lo que pueden apreciarse indicios de las obras en alguna de mis fotografías.
Aquel hito de hace un cuarto de siglo supuso un paso de gigante en las comunicaciones entre Asturias y Galicia, hasta entonces limitadas a las lanchas del Eo o al sinuoso trazado de la carretera N-642, que  obligaba a dar un rodeo de 25 minutos de duración por Vegadeo.

La oferta artístico-cultural de Ribadeo es amplia y variada. El patrimonio religioso lo componen las iglesias, ermitas y capillas diseminadas por todo el territorio y algún convento como el de Santa Clara. La arquitectura civil la forman numerosos edificios representativos como la citada Torre de los Moreno y hermosas residencias burguesas de influencia indiana. Finalmente, como ejemplo de arquitectura militar, hay que destacar el castillo de San Damián, construido a principios del siglo XVII.
Ribadeo cuenta además con múltiples atractivos turísticos, comerciales y deportivos como el puerto deportivo de Porcillán (único con Bandera Azul de la provincia de Lugo).
Que decir tiene que como colofón dentro de su territorio se encuentra una de las joyas paisajísticas más hermosas de Galicia y quizás de toda España, La Playa de Las Catedrales.

La economía se sustenta en el sector servicios, en la villa y la producción agrícola en las parroquias rurales. La villa es un polo de atracción importante de la comarca por ser la mejor equipada y ejerce una importante función comercial, portuaria y de servicios. El puerto comercial mueve cerca de 300.000 Tm en celulosa, arena de mina, magnesita, tablero de aglomerado en cuanto a cargas; maíz, pulpa de remolacha y sal entre las descargas.

Extraido de la web del Concello de Ribadeo y Ribadeo On Line 2.0




Esta entrada forma parte del Viaje al N.O. de la Península en Agosto de 2007.

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