CAMINO NATURAL DEL EBRO GR 99 (Etapa 5)
Muchos de estos paisajes de excepcional belleza e interés medioambiental poseen una figura de protección que asegura su conservación y mantenimiento.
ALTO EBRO (Nacimiento, montañas, desfiladeros)
Una vez el Ebro abandona Cantabria, comienza su andadura en la provincia de Burgos y discurre, a menudo, por vertiginosas y espectaculares gargantas, excavando cañones que alcanzan los 200 metros de profundidad.
Así sucede en el Espacio Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón, donde el río ha empleado miles de años para erosionar la roca caliza.
- Provincia: Burgos, Cantabria.
Tras cruzar de orilla en la central hidroeléctrica de El Porvenir, la senda sortea cascadas y roquedos hasta la desembocadura del río Rudrón.
El Ebro sigue discurriendo encañonado mientras el GR 99 culmina esta etapa en Pesquera de Ebro, donde las numerosas casas palaciegas y monumentos dan testimonio del esplendor histórico de la población durante las edades Media y Moderna.
Como podéis apreciar en alguna fotografía, el lugar tiene muy bien acondicionadas las zonas de aparcamiento, en algunos casos como en el de Quintanilla/Escalada en el que pase mi segunda noche, con lugares de esparcimiento, merenderos, columpios para los niños y bastante limpieza, fácil de mantener si las personas que lo usamos nos molestamos en conservarlo en ese estado, ya que con solo cruzar la pasarela peatonal, tienes a tu disposición todo tipo de contenedores de desperdicios, encerrados en estructuras de madera.
Aunque hay numerosos alojamientos en toda la zona, y buenos restaurantes de los que si tuve el gusto de disfrutar, yo iba preparado para dormir ambas noches a pie de recorrido dentro del pequeño apartamento en que he convertido mi pequeña Kangoo, con la bicicleta candada al coche durante la noche. El clima que me acompañó, y el idílico lugar eran un verdadero lujo, aunque la primera noche tuve que pasarla en el aparcamiento de Orbaneja del Castillo, por cierto el peor acondicionado de la zona, situado en la misma carretera, sin ningún tipo de acondicionamiento y cierto olor a orines, aunque de nuevo, eso si, unas impresionantes vistas de los farallones que forman el llamado Castillo, y de la cascada y pequeños embalses que, escalonados, caen directamente desde el pintoresco pueblo por el que pude disfrutar de un maravilloso paseo nocturno entre sus calles, puentes, iglesia y demás edificios que se integran de admirable manera en las laderas de la peña de la que acaban formando parte.
ORBANEJA DEL CASTILLO:
La combinación de sus espectaculares parajes naturales y una localidad que ha conservado su sabor popular configura uno de los enclaves más bellos del norte de España.
Entre sus calles de piedra toba convivieron cristianos, musulmanes y judíos, de cuya aljama queda el nombre de alguna calle. Por aquí pasó un ramal del más antiguo Camino de Santiago y, según la tradición, los caballeros templarios levantaron el hospital y convento de San Albín para dar albergue y protección a los peregrinos.
Sus casas de influencia montañesa, en las que destacan solanas de madera bien cuidada, se abren a las calles escalonadas. En la localidad destaca la casa de los Canes, del XIV, que recibe su nombre por los siete canecillos románicos reutilizados en su alero; la casa fuerte que se yergue sobre un espigón rocoso en la plaza Mayor, que pudo pertenecer al marqués de Aguilar; su iglesia parroquial, en origen románica; y el antiguo hospital o casa de los pobres (del siglo XVI al XIX), que estaba administrado por una familia “guardera” que daba posada y comida a los caminantes.
Por introducir ciertos criterios generales, puede señalarse que con el nombre de karst se conoce a una forma de relieve originado por meteorización química de las rocas calizas.
Su nombre tiene su origen en la región del Karst o Carso, en el noreste de Italia y el oeste de Eslovenia y Croacia. En rocas calizas, un karst se produce por disolución del carbonato cálcico debido a la acción de aguas ácidas. El agua se acidifica cuando se enriquece en dióxido de carbono, algo que sucede, por ejemplo, cuando atraviesa un suelo. Las aguas superficiales y subterráneas van disolviendo la roca y creando una buena y potente red de cuevas, galerías y surgencias (endokarst o karst interno) o de dolinas, poljés, simas, lapiaces y cañones (exokarst o karst externo), por citar las formaciones más conocidas. Las sales minerales disueltas en el agua pueden volver a cristalizar y, en el caso del carbonato cálcico, se forma la piedra toba. El goteo de dicha agua desde el techo de una cueva o gruta hasta el suelo lleva a cabo la formación de espeleotemas, como por ejemplo las estalactitas (formaciones que cuelgan del techo), estalagmitas (formadas por los residuos que caen al suelo y que se elevan por acumulación), columnas (cuando estas formaciones siguen creciendo y terminan por unirse) o las geodas (cuando se estancan en una cavidad).
Desde aquí, realicé la subida al pueblo abandonado de Siero de Valdelateja y la Ermita de Santa Centola y Elena.
En la zona de Valdelateja, se encuentra un cerro conocido como El Castillo en el cual se han encontrado restos romanos.
Según la tradición, en la época del emperador Diocleciano fueron martirizadas allí las santas Elena y Centola.
La ermita actual, bajo la advocación de las santas, es un pequeño templo de una sola nave, muros de mampostería y sillarejo y cubierta de madera, al que se puede acceder por una escarpada senda desde el pueblo de Valdelateja.
El interés radica por la espectacularidad del mirador del que vamos a disfrutar, desde el que se puede observar la parte final del cañón del Rudrón y su conexión con el cañón del Ebro, con el ingrediente adicional de la peña de Siero, con su ermita Tardo-Visigoda. Cierra el paisaje por el noreste el monte más alto de toda la zona, la Peña Otero, con sus más de 1200 metros. Enfrente ya vemos los perfiles del cañón del Ebro.
En este punto podremos ver Valdelateja, la peña de Siero con su ermita y los restos del pueblo de Siero, en los que sobresale lo que queda de su monumental iglesia.
Destaca el sumidero de Basconcillos, donde desaparece el río Hurón en un impresionante anfiteatro rocoso antes de adentrarse en la cueva del Agua. La corriente se desliza bajo la tierra formando un conjunto de cuevas y galerías de 54 km2, y emerge aguas abajo, en Hoya de los Caracoles o puente del Hoyo (nacimiento del Rudrón), cerca de Barrio-Panizares. Aquí el cauce cambia de paisaje y sigue hacia Hoyos del Tozo, protegido por espectaculares cantiles calizos que anuncian el cañón del Rudrón. El río continúa por la larga y serpenteante cicatriz que atraviesa amplios sinclinales cretácicos, con gran tradición pesquera desde antiguo. Trabajosamente se abre paso por Moradillo del Castillo, Santa Coloma de Rudrón, Bañuelos y Tablada del Rudrón y, aguas abajo de Tubilla del Agua, en Covanera, se encuentra una espectacular surgencia kárstica denominada el Pozo Azul y considerada el mayor sifón de España, con más de 2.000 m de galerías sumergidas. El Rudrón ve aumentado su caudal gracias al río Sedanillo y avanza a San Felices del Rudrón, conocido por su coto de pesca, y Valdelateja, donde se une al Ebro poco después de superar su caserío.
En mi desvio y fugaz pasada por este pueblo, tan solo saqué algunas fotos de sus pintorescas calles y fachadas, del que espero completar mi reportaje en una futura visita.
Se celebra en Honor de Nuestra Señora de Ebro, llamada así pro el río del mismo nombre a cuya orilla se halla la Ermita de la Virgen de Ebro.
El día de la Virgen es el 2 de Junio aunque se celebra el Misa con una Romería y una comida popular el primer sábado de Junio, como caiga, y el último fin de semana de Agosto se vuelve a celebrar para los veraneantes que no pueden estar en Junio.
Este bellísimo paraje, lo encontré en mi ruta del primer día, el de Valdelateja a Quintanilla, donde me encontré con una amigable pareja con su hijo, con los que tuve la ocasión de charlar y compartir el lugar un buen rato, sorprendiendonos mutuamente del ingenioso escusado que habían habilitado con una estructura ligera sobre el afluente que generaba el agua del manantial que servia de fuente, hacia el rio. Más tarde tras marcharse aproveché la ocasión para comer un poco y proseguir camino.
Tengo que decir que las fotografías del interior de la iglesia las conseguí con una larga exposición y paciencia, pegando el objetivo sobre el cuadrado abierto en el centro de la puerta.
Este pueblo lo visité en coche y llegando casi de noche, ya que no me daría tiempo a realizar la ruta oficial y tenía ganas de conocer dicho lugar, reservándolo para esa futura vuelta. Por lo que ni siquiera realicé fotografía alguna.
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